¿Se puede decir
Mi Mecánico cuando
en realidad...
no tenemos auto o quizás un moto y nada mas? En una situación que podría repetirse hoy en mi país mas que muchas veces (en la Argentina, con una especie de período Edo propio, se encuentra practicamente cerrada la importación de casi cualquier cosa, y en lo que nos interesa en este caso, de autopartes), un muchacho (desconozo su nombre real o artístico) ingresa (no sabemos como) ya entrada la noche en un taller mecánico de la Francia profunda, en busca de algún carburador o algo parecido; como no se le ocurrió llevar linterna, se lleva unos repuestos por delante y éso llama la atención del dueño del lugar, nada menos que el bellamente galo Mack Manus (otro epítome de aquellas tierras, mas en la onda de un Patrick Dewaere musculado y bien provisto) quien, con bate de beisbol en mano, baja raudo las escaleras para darle su merecido al invasor, que no puede explicar que hace allí hasta que el mecánico lo revisa y da con el fruto del hurto; a punto de ser molido a batasos o denunciado a la policía, el muchacho propone una compensación, y como muestra gratis posa su mano en el boxer del amigo Mack, quien finalmente acepta el trato y... No les contaré mucho mas, salvo que el muchacho recibe mucho mas de lo que en principio ofrece, a Dios y a nuestra satisfacción gracias. Haciéndola corta, ¡Uno para imitar a la vera de cualquier ruta amiga, sea esta francesa, argentina o la que dé!
Mi Mecánico cuando
en realidad...
no tenemos auto o quizás un moto y nada mas? En una situación que podría repetirse hoy en mi país mas que muchas veces (en la Argentina, con una especie de período Edo propio, se encuentra practicamente cerrada la importación de casi cualquier cosa, y en lo que nos interesa en este caso, de autopartes), un muchacho (desconozo su nombre real o artístico) ingresa (no sabemos como) ya entrada la noche en un taller mecánico de la Francia profunda, en busca de algún carburador o algo parecido; como no se le ocurrió llevar linterna, se lleva unos repuestos por delante y éso llama la atención del dueño del lugar, nada menos que el bellamente galo Mack Manus (otro epítome de aquellas tierras, mas en la onda de un Patrick Dewaere musculado y bien provisto) quien, con bate de beisbol en mano, baja raudo las escaleras para darle su merecido al invasor, que no puede explicar que hace allí hasta que el mecánico lo revisa y da con el fruto del hurto; a punto de ser molido a batasos o denunciado a la policía, el muchacho propone una compensación, y como muestra gratis posa su mano en el boxer del amigo Mack, quien finalmente acepta el trato y... No les contaré mucho mas, salvo que el muchacho recibe mucho mas de lo que en principio ofrece, a Dios y a nuestra satisfacción gracias. Haciéndola corta, ¡Uno para imitar a la vera de cualquier ruta amiga, sea esta francesa, argentina o la que dé!
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